El Nacional de Tulsa

December 5, 2014

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EL NACIONAL DE OKLAHOMA T-B3 VIERNES 5 DE DICIEMBRE, 2014 • www.noticiasoklahoma.com COMUNIDAD HARKERLAWOFFICEPLC Somos una firma de abogados que trabajamos a tiempo completo especializados en Leyes de Immigración y Naturalización. •Tarjetas de Residencia •Permisos de Trabajo •Servicio de Immigración para familias y Negaocios •Representación a Clientes en Cortes de Immigración •Naturalización •Asistencia con DACA/Dream Act Asistimos a nuestros clientes en: Contamos con intérpretes a su servicio 1831 East 71 st St. Suite 313, Tulsa OK 74136 johnharker@harkerlawofficeplc.com 918-877-2615 SALUBRIDAD Nota del Editor: En la noticia diaria -me lo enseñaron en La Prensa de Lima, Perú- existe no solamente ella, sino el co- mentario sobre la noticia, el reportero que cubre la noticia y el personaje de la noticia. En este Día Mundial de la lucha contra el SIDA, aquí en nuestra Oklahoma, el personaje es Nohora Chandler quien desde que la conozco sus llamadas, emails y textos comenzaban siempre con un "compañero aquí le va una notita sobre el SIDA, a ver si nos ayuda a difundir- la". De allí el valor de este artículo en primera per- sona, sentimental, crudo y lleno de esperanza. (C.O.) Por Nohora Chandler Recuerdo la primera vez que abracé a una per- sona muriendo de SIDA sin ningún temor. Era el año 1991 y lo que sabía del SIDA era que quien lo tuviera, se podía morir ir- remediablemente. En esa época trabajaba para el Ministerio de Salud de Colombia y estábamos trabajando en un video so- bre terapias de alivio para quienes ya se les había prác- ticamente sentenciado a muerte sin haber pasado por un juicio. Lo único que les espe- raba era el juicio divino. No me imaginé que diez y seis años después iba a es- tar trabajando en el mismo tema pero en un país dife- rente. Creo que ese abrazo en el 91 marcó en mi vida lo que significa tener com- pasión por quienes sufren esta enfermedad. Lo que he aprendido du- rante estos últimos años es que la gente hispana no qui- ere hablar de SIDA, ese no es un tema que le interese ni a hombres ni a mujeres así hayan estado en riesgo de infectarse. Durante los últimos siete años traba- jando como coordinadora del Programa de Prevención del VIH/SIDA en la Agencia Latina son incontables las maneras como hemos in- tentado llamar la atención sobre este flagelo que aun sigue afectando a nuestra comunidad. Podría decir que los His- panos de Oklahoma están en mayor riesgo que otras poblaciones porque sencilla- mente le damos la espalda a alguien que quiere hablar de SIDA. Si bien es cierto que el estigma y la discriminación están presentes en todas las comunidades, puedo decir que entre los Hispanos, está más viva que nunca. Enter- arse que alguien que usted conoce tiene SIDA, inmedi- atamente cambia por com- pleto su relación con esa persona. No hay compasión porque ni siquiera tenemos información. Podría decir que han sido cientos las veces que he repetido lo mismo en las clases que damos sobre este tema: no nos infectamos abrazando, hablando, be- sando o compartiendo con una persona que tiene SIDA. No nos infectamos por las picaduras de mosquitos. No adquirimos el virus en un baño, en una alberca o en un gimnasio. Resulta curioso que la mayoría de las perso- nas saben eso, pero a la hora de actuar ya no cuenta lo que sabe, sino que se dejan llevar por los prejuicios o las ideas preconcebidas hace más de 30 años. Sin embargo la frus- tración por la indiferencia cambia a la hora de hablar con cada uno de los con- sumidores que vienen a tomar la prueba de VIH a la Agencia. Ser consejera por 20 o 30 minutos me permite llegar a la perso- na con las razones por las cuales todos deberíamos estar hablando de esta en- fermedad. He encontrado que mu- chas personas han estado en altísimo riesgo y ni si- quiera lo sabían. Algunos de ellos solo siguen patrones culturales como beber cada fin de semana o comprar servicios de prostitución sin pensar en las consecuencias que eso podría traerles. De- safortunadamente la cul- tura que acepta las bebidas alcohólicas como algo "nor- mal" promueve que las per- sonas sean vulnerables a de- cisiones que pueden afectar su salud de por vida. No es fácil darle un re- sultado positivo a una per- sona que viene a tomar la prueba. Pero es ahí donde mi trabajo me permite of- recerles una luz de espe- ranza. Garantizarles que tendrán cuidado médico sin importar quiénes son o qué tienen, es un alivio. Ver que las personas que sufren esta condición de salud salen ad- elante y siguen sus vidas es satisfactorio. Promover en ellos que compartan su situ- ación con sus familias es im- portante para que puedan alivianar su carga. No es fácil vivir con esta condición, pero hoy estoy más que convencida, que se puede hablar de SIDA sin vergüenza. HABLAR DE SIDA SIN VERGUENZA EL ESTIGMA Y LA DISCRIMINACIÓN DE QUIENES TIENEN SIDA ES COMO LA LEPRA EN LOS TIEMPOS BÍBLICOS.

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